Que fuertes son los sentimientos de los niños

Esta tarde, hemos sido testigos de un torbellino de emociones en mi hijo mayor, que no quiero dejar de relatar aquí en el blog.

Todo ha sido porque hemos ido a un parque nuevo, que no habíamos estado nunca. Hemos ido porque sabíamos que la mejor amiga de mi hijo el mayor (3 años), de la guardería, suele ir a ese parque. Hemos ido sin decirle nada, esperando encontrárnosla allí, y así ha sido.
En unos pocos minutos, estas han sido las emociones que ha experimentado mi hijo:
Sorpresa, al encontrarse con su gran amiga, tanta sorpresa, que se ha quedado literalmente sin palabras.
Alegría, nervios, ilusión, vergüenza... tantos!! Que se ha puesto a llorar, no quería acercarse a ella, y se veía incapaz de controlar tanta emoción.
(Ella también estaba como aturdida...)
Después de un buen rato, ya se les ha ido pasando a los dos el shock inicial, y se han puesto a jugar juntos (en la guardería, SIEMPRE están juntos)
Cuando ya todo iba bien, un niño desconocido y más mayor, ha ido a coger la bici del mio; el mio muy valiente le ha dicho que no, que era suya, y el otro, con un poco de agresividad, se la quería quitar. El otro niño, le ha dado un empujón al mío...
Mi hijo se ha quedado anonadado, no ha llorado, pero se le veía que sentía una gran frustración ..ese niño, que no conoce, mayor, que le quiere quitar su bici, y encima le pega...
Tenía en la cara un puchero enorme, pero estaba manteniendo el tipo, sin llorar, y las palabras que ha logrado articular en ese estado, han sido: "Pero que niño más malo, que niño más malo!!"
Luego los padres del otro niño le han regañado, y ya le he explicado yo al mio que por portarse el otro mal, sus papas le estaban regañando y ya está.
Ha seguido jugando con su gran amiga, ha llegado la hora de irnos, cada amigo en una dirección, y los dos, se volvían y se miraban a lo lejos, hasta que hemos girado la calle y ya, no les veíamos.

Como decía al principio, me ha impresionado hoy ser testigo de tanto sentimiento en esta personita, tan pequeña, sintiendo yo misma emociones parecidas, al ver lo que él estaba sintiendo, y sintiéndome yo a la vez muy responsable de cuidar esos sentimientos y ese corazón.