El lunes, según lo previsto, aqui, hemos ido mi hijo y yo a deshacernos del chupete.
La primera sorpresa fue que en el coche, que siempre lo pide, lo llevaba en la mano.
Al llegar a la laguna, un sitio muy bonito, con muchos patos y patas, con sus bebés patitos, y nada más bajarnos del coche, dispuso lanzarlo al agua.
Yo pensaba que no iba a ser capaz, pero le faltó tiempo. Lo tiró, pero no llegó al agua. Estábamos ahí esperando a que viniera la rana, viendo los patos, y ya le dige yo de cogerlo y lanzarlo de nuevo.
Así lo hicimos, y lo lanzó de nuevo con mucha fuerza e ilusión, llegando al agua.
En seguida, se acercaron un montón de patitos, y empezaron a darle con el pico, penando que sería algo de comida, pero mi hijo estaba súper feliz, viendo lo contentos que se habían puesto los patitos, que ellos necesitaban el chupete por ser pequeños, y él no.
Cuando llegamos a la casa, resulta que nos habíamos dejado la ventana del dormitorio abierta, y el papá pato, muy agradecido, le había traído unos regalos: un libro de un dragón y un barco pesquero... Que emoción!! Mi hijo no cabía en sí con tanta ilusión y alegría!!
El día fue genial, se acordó a la hora de la siesta, pero me acosté con él y lo llevó bien, y por la noche, le costó coger el sueño, decía lamentándose: el pete, mi pete, el pete del hermano, peteeeeeeeeeeeee,...
Pero también me había acostado con él, le conté un cuento y se durmió.
Y al día siguiente, en la siesta se volvió a acordar, pero por la noche, ni siquiera lo pidió! Me dijo, medio preguntando, medio afirmando: ya siempre voy a dormir sin pete? Y se quedó tan conforme en su cama.
Así que todo un éxito, estoy muy orgullosa de él, que se hace mayor por momentos.
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